Después de 9 años de amor y lucha, nos casamos en Mayo teniendo presente la idea de intentar en un período muy breve ser por fin madres.

domingo, 18 de julio de 2010

A leer...

Todas las mujeres tenemos derecho (o deberíamos tenerlo) a ser madres -o a no serlo según sea nuestro deseo; ejerciendo, además, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
Como mujeres lesbianas, también, tenemos derecho a elegir la forma en la cual llevar adelante nuestra maternidad y la conformación de nuestra familia: en co-maternidad con nuestra pareja o como única madre.
En cualquiera de estos casos, enfrentamos un desafío cultural: para las mujeres heterosexuales la maternidad es un mandato social (un deber) y para las mujeres lesbianas, la maternidad no está concebida como una posibilidad socialmente aceptada.

Hay quien tiene una madre y un padre, o sólo una madre, o sólo un padre, y hay también quien tiene dos madres, y quien tiene dos padres, o ninguno de los dos. Las familias, en la historia y en el mundo, tuvieron y tienen muchas configuraciones vinculadas siempre a lo cultural. La familia tradicional (mamá, papá y l@s chi@s) no es universal ni eterna. Fue creada en el mundo occidental en un cierto momento histórico, ligada a la necesidad de una cierta estructuración social para la imposición de un orden económico.
La realidad es más diversa y, en la práctica, no es tan común este modelo de familia.
Por otro lado, siempre hubo personas sin padre o madre. Lo importante es poder distinguir entre progenitor/a y padre o madre.
Progenitor@s son quienes engendran biológicamente, quienes aportan el óvulo y el espermatozoide para dar origen al embrión. Madres y padres son quienes deciden tener y criar hijas o hijos, quienes asumen un rol activo en la tarea de cuidar, educar, nutrir y guiar. Ser madre o padre no es un hecho biológico, como ser progenitor/a sino un hecho social, un proyecto vital originado en el deseo y el compromiso.
Si bien en la co-maternidad nos referimos a la existencia de dos madres, a la hora de explicar la situación particular de cada una es fundamental diferenciarlas mediante alguna definición. Una definición para la cual no hallamos palabras todavía. Por eso, utilizamos como términos provisorios varios conceptos tales como madre biológica y madre no biológica, madre gestante y madre no gestante, madre legal y madre no legal o madre que se embarazó y madre que no se embarazó.
Hay quien tiene una madre y un padre, o sólo una madre, o sólo un padre, y hay también quien tiene dos madres, y quien tiene dos padres, o ninguno de los dos. Las familias, en la historia y en el mundo, tuvieron y tienen muchas configuraciones vinculadas siempre a lo cultural. La familia tradicional (mamá, papá y l@s chi@s) no es universal ni eterna. Fue creada en el mundo occidental en un cierto momento histórico, ligada a la necesidad de una cierta estructuración social para la imposición de un orden económico.
La realidad es más diversa y, en la práctica, no es tan común este modelo de familia. Por otro lado, siempre hubo personas sin padre o madre. Lo importante es poder distinguir entre progenitor/a y padre o madre.
¿Le puede afectar a nuestr@s hij@s tener dos madres lesbianas?
Sí, por supuesto. Como también afecta a las hijas y a los hijos tener madres y padres heterosexuales,bisexuales, judí@s, protestantes, discapacitad@s, inmigrantes, analfabet@s o diabétic@s. La situación de cada madre o padre siempre afecta de alguna manera a sus hij@s, y ésta puede ser negativa o positiva. La discriminación existe y es tarea de tod@s comprometerse a revertirla.
Suele debatirse la posibilidad de que nuestr@s hij@s sean gays, lesbianas o trans:
sería bueno preguntarse cuál sería el problema en ese caso. Muchas de nosotras nacimos y crecimos en familias con madres y/o padres heterosexuales y no somos heterosexuales.
Nuestr@s hij@s serán lo que quieran/ puedan ser, y la diferencia estará en cómo puedan vivirlo. Es por ello que nos proponemos construir familias más abiertas a la diversidad, al cambio, a la diferencia, menos agresivas hacia las que no son como ellas y menos ancladas a los estereotipos de género.
Hay una tendencia a hablar de familias diversas para referirse a las formadas por madres y/o padres LGTB. Lo malo de esto es que da a entender que la única diferencia entre las familias pasa por la orientación sexual y/o identidad de género de algunos de sus miembros, perdiendo de vista que existen muchas características que diferencian a unas familias de otras. Hay familias diferentes a la "norma" mayoritaria por motivos religiosos, étnicos, por sus capacidades físicas, etc.
Remarcar esta enorme diversidad, buscarla, valorarla y enseñarla les facilitará a nuestr@s hij@s ver que cada quien es especial y singular a su modo. Si nuestro entorno incluye y valora la diversidad en muchos aspectos, para nuestr@s hij@s será más sencillo ver su propia situación como una más dentro de un universo de posibilidades.
En cuanto a cómo hacemos el relato de la formación de nuestra familia con su propia especificidad, los detalles correrán por cuenta de cada familia. Lo importante es no mentir, no ocultar, no tergiversar sino dar información cierta expresada en el lenguaje y la profundidad que la edad de nuestr@s hij@s lo permita.Con el paso del tiempo, volverán a hacer las mismas preguntas, buscando más información y entonces será el momento de ir convirtiendo el relato más simple en uno más preciso, siempre con honestidad y poniendo el énfasis en la alegría que nos produjo poder formar nuestras familias.

“| SERIE Lesbianas y Diversidad Familiar | Cuadernillo N°1 |leSmADReS | mayo 2009”

1 comentario:

  1. Hola! Cómo es que este post no tenía ningún comentario hasta ahora? Me parece increíble, el texto es fabuloso. Me lo guardo en Destacados porque estoy totalmente de acuerdo y me identifico con todo. Felicidades, chicas, buena manera de posicionaros en la blogosfera.

    http://mamapasoapaso.wordpress.com/

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